DERBY MOTORETA?S BURRITO KACHIMBA:HILO NEGRO (EDIC.DELUXE FI
DERBY MOTORETA´S BURRITO KACHIMBA (EDIC.DELUXE FIRMADA) -LP-
Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, la banda andaluza del momento.
DMBK, reconocido acrónimo 100% puro y sin cortar, lo ha petado de mala manera sin importar demasiado de dónde provenían sus músicos, el porqué de sus seudónimos (Bacca, Soni, Papi, Gringo y Dandy Piranha) o hasta qué punto la etiqueta kinkidelia hacía realmente justicia a su sonido, más cercano a unos Triana en clave stoner que a la penúltima generación de estetas de lo psych, con Thee Oh Sees a la entrada y King Gizzard & The Lizard Wizard a la salida.
Súper formación nacida de los rescoldos de otros proyectos menores, los DMBK surgieron hace año y medio casi de la nada, como una reveladora reacción alérgica a la poligamia implícita en el pop-rock independiente del último lustro. Y por supuesto se encargaron de hacer todo el ruido posible a su paso. Las tenían todas consigo: exudaban técnica y chulería a espuertas e inyectaban grandes dosis de chandalismo al hard-rock canónico de toda la vida conectando el imaginario cinematográfico de Eloy de la Iglesia con el proto heavy de los primeros Led Zeppelin. El sueño húmedo de cualquier grupo de post adolescentes nucleados alrededor de una bellota de hachís, una colección de discos de Black Sabbath y puñado de litronas.
Producto sui géneris de un tiempo único, el flamante “Hilo negro” aparece por lo tanto como la mejor continuación posible al seminal “Derby Motoreta´s Burrito Kachimba”, su celebrado debut. Podemos hablar por lo tanto de un disco hercúleo y pegajoso con un sonido catedralicio, fruto de la labor de producción de Jordi Gil (habitual en el microcosmos de la banda sevillana), Tera Bada y DMBK; y Brian Lucey (Arctic Monkeys, Black Keys), este último responsable de la masterización de sus las canciones y la propia banda. El resultado: un perfecto remake del genuino rock andaluz abordado desde la óptica de unos bicivoladores del espacio exterior; un remolino sónico donde los riffs de guitarra explotan entre efluvios orientales, percusiones monolíticas, arreglos proto-funk y dinámicas expansivas herederas de aquella oscura época en la que bandas como Hawkwind reinaban entre estallidos de colores imposibles. Ya sea sonando como unos Soundgarden de extrarradio (imponente “13 monos”), como los Smash en mitad de un trip mental (“El valle”, su primer single de adelanto, ya apuntaba directamente al centro incandescente del mismísimo Sol) o como unos Monster Magnet de cañas en la Calle Pureza (fuerza bruta la que encierra su segundo single “Gitana”), los DMBK de “Hilo negro” se destapan, si cabe, más robustos que nunca y dispuestos a reinventar su leyenda viva a costa de rayos y truenos, de sangre y vino, de olor a incienso y porro bajo un palio hinchado en oro.
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